Los ciervos y la Ciudadela de Jaca, protagonistas de un nuevo programa de educación ambiental

27/12/2016. Jaca

Ecociudadela, es el nuevo programa de educación ambiental con el que el Consorcio del Castillo de San Pedro formará “defensores de los ciervos” entre los niños, para que aprendan a valorarlos como parte de su entorno y seña de identidad de la ciudad. Niños y mayores podrán interactuar con los ciervos, darles de comer, observarlos en primera línea o incluso conocerlos individualmente.

El Consorcio de San Pedro y la Asociación Ecuestre del Altoaragón (ASCEAL), especializada en terapias asistidas con animales, van a desarrollar un programa de educación ambiental que permitirá que colegios, institutos, familias y visitantes en general puedan entrar en contacto con la manada de ciervos que viven en el foso del castillo.

Hace ya varios meses que se está trabajando con cervatillos, desde su nacimiento, para que la relación que ya mantienen con sus cuidadores pueda extenderse a los escolares y visitantes y estos disfruten de una inmersión en un grupo de animales en semi-libertad.

“El objetivo es vincular afectivamente a los participantes con los ciervos para que los consideren amigos a los que hay que proteger. Trataremos de formar a pequeños y mayores como defensores de los animales y de su entorno”, resume el director del consorcio del Castillo de San Pedro, el coronel Joaquín Ruiz. “Si conseguimos que los niños se conviertan en nuestros aliados, no solo conseguiremos el respeto a los ciervos de la Ciudadela, sino que también se formarán desde la infancia en unas conductas cívicas que ayudarán a la conservación de nuestros hábitats, tanto urbanos, como silvestres”, explican desde ASCEAL.

Los ciervos de la Ciudadela

La presencia de ciervos en los fosos del Castillo de San Pedro de Jaca se remonta a 1974, tras la cesión de un macho y dos hembras por parte de una reserva de Puerta de Hierro de Madrid, gracias a la colaboración y las gestiones de la comandancia militar de Jaca y el Icona. El objetivo que se pretendía era “adornar los fosos y generar un disfrute a los habitantes y visitantes de la ciudad”. En la actualidad hay 26 ejemplares, entre machos, hembras y crías, una población inscrita como núcleo zoológico autorizado por el Gobierno de Aragón.

Desde hace un tiempo, el abandono de restos de basura, sobre todo plásticos, afea el entorno y pueden causar graves problemas de salud a los animales, que los ingieren en busca de sal. Los ciervos no son capaces de digerirlos y los plásticos se acumulan en su rumen, causándoles heridas, enfermedades o incluso la muerte, como se ha comprobado con algunos ejemplares tras la necropsia practicada. Por ello, al margen del aliciente turístico, el programa de educación ambiental busca también “crear un vínculo presente y futuro entre los participantes, los animales y el entorno”.